Impacto de los aranceles al acero: riesgos para la competitividad y el comercio regional

La reciente decisión del gobierno de Estados Unidos de imponer un arancel del 25% a las importaciones de acero y aluminio ha generado fuertes cuestionamientos desde México, con el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, calificando la medida como una estrategia sin sentido económico y perjudicial para el propio mercado estadounidense.
En conferencia de prensa, Ebrard enfatizó que la medida carece de fundamento, dado que México importa más acero y aluminio de Estados Unidos de lo que exporta. En este sentido, el funcionario adelantó que la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum establecerá canales de diálogo con la Casa Blanca para exponer los efectos negativos de la medida y buscar su reversión.
«Es fundamental aplicar el sentido común en este tipo de decisiones. No tiene lógica afectar la estructura comercial que se ha construido en los últimos 40 años», afirmó el secretario. Para ello, en los próximos días se prevé la apertura de negociaciones con el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick, y el titular de la Representación Comercial de los Estados Unidos (USTR), Jamieson Greer.
Por su parte, la presidenta Sheinbaum subrayó que la orden ejecutiva firmada por Trump tiene vigencia hasta el 12 de marzo, lo que abre una ventana de oportunidad para establecer acuerdos que eviten afectaciones a la industria mexicana.
Postura del sector empresarial mexicano
La Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero (Canacero) expresó su preocupación por el impacto de estos aranceles en la economía mexicana, advirtiendo que la medida afecta el 75% de las exportaciones de acero mexicano, valuadas en 2,100 millones de dólares, y podría poner en riesgo empleos y proyectos de inversión. El organismo urgió al gobierno mexicano a responder con medidas recíprocas en caso de que no se logre la exclusión del acero mexicano de la medida arancelaria.
Sin embargo, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) ha optado por un enfoque distinto, apostando por el diálogo y la negociación. Francisco Cervantes, presidente del organismo, destacó que existe una comunicación constante con las autoridades para abordar el tema de manera estratégica y evitar una escalada comercial innecesaria.
Incertidumbre sobre el futuro comercial de Norteamérica
Analistas del sector han manifestado su preocupación sobre los efectos que estos aranceles pueden tener en el futuro de los acuerdos comerciales en la región. Emilio Arteaga, socio de Vázquez Tercero & Zepeda, advirtió que la decisión de la administración Trump podría ser parte de una estrategia más amplia para renegociar ciertos términos comerciales con países estratégicos, lo que añade un componente de incertidumbre a la relación económica entre México y Estados Unidos.
En el mismo sentido, Moody’s Ratings alertó sobre el impacto que estas medidas tendrían en sectores clave como el automotriz, que representa aproximadamente el 3.5% del PIB mexicano. La calificadora advirtió que un incremento en los costos de las materias primas reduciría la competitividad de los productos mexicanos en el mercado estadounidense, con un posible efecto en la demanda y la generación de empleo.
El uso estratégico de los aranceles
Desde la comunidad internacional, expertos han señalado que los aranceles han pasado a ser una herramienta de presión dentro de la política exterior de Estados Unidos. Max Bonnell, profesor en la Universidad de Sydney y socio de Henry William Lawyers, criticó la estrategia de Trump, señalando que su uso indiscriminado de medidas proteccionistas contradice los principios del comercio internacional y podría generar represalias comerciales de otros países.
Ante este escenario, el gobierno de México y el sector privado enfrentan un desafío importante en la defensa de sus intereses comerciales. La administración Sheinbaum buscará un diálogo directo con Washington para evitar una escalada de medidas que perjudiquen el comercio bilateral y la estabilidad del sector industrial.